La estructura de un pavimento está constituida por varias capas y su resistencia global no solo depende de la resistencia individual de cada capa, sino también de la correcta adherencia entre las mismas.
El desempeño estructural de un pavimento asfáltico depende, entre otros factores, de la adherencia entre las capas que lo conforman. La incorporación de una grilla para controlar la fisuración refleja, como cualquier otra interfase, no debe reducir la adherencia significativamente.
Las condiciones de ejecución del recapado -así como las de instalación de las grillas- son determinantes para lograr una adecuada adherencia. Por tal motivo, son factores importantes a controlar: estado y preparación de la capa inferior, grado de fresado, tipo de ligante, tasa de riego y tasa residual de asfalto, temperatura y grado de compactación. También las características y propiedades de la grilla empleada: polímero, flexibilidad, tamaño de abertura de malla, tipo y porcentaje de impregnación, geotextil notejido integrado a la malla, entre otras.
Una correcta especificación de la grilla antifisuras y el control del proceso constructivo reducen a un mínimo la pérdida de adherencia entre capas, asegurando el desempeño del pavimento.
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